¿Quienes somos?

Nuestro Instituto de Misioneras Combonianas, tiene su origen en el carisma de Daniel Comboni que con profunda intuición, reconoció en la mujer consagrada un rol particular de llevar a cabo, en la acción misionera de la Iglesia.
Nuestra historia inicia en 1872, como Instituto exclusivamente misionero. Nace de la convicción profética que el Espíritu dona a Comboni, misionero apasionado por Cristo, por África y por
los más pobres y excluidos.
Sostenido por la confianza ilimitada de creer que los africanos serían un día, por la fuerza del Evangelio, protagonistas de regeneración y liberación en África, Comboni siente la urgencia y la necesidad de integrar la presencia de la mujer consagrada en la misión evangelizadora de la Iglesia.


HOY
Las Misioneras Combonianas hacemos nuestra esta certeza en cualquier parte donde nos encontremos:
En el continente africano donde están enraizados nuestros orígenes.
En Europa, en América (Norte y Sur) y en Asia, donde, a la luz de los signos de los tiempos, se ha extendido nuestra presencia.

Mujeres del Evangelio, consagradas a Dios para la misión ad gentes, expresamos lo específico de nuestro carisma comprometiéndonos a:
- Compartir y anunciar la Buena Noticia del Evangelio a los pueblos que todavía no lo conocen, en particular a los más pobres y oprimidos.

- Favorecer el crecimiento de los valores del Reino ya existentes en la creación, en los
pueblos y en la historia.


- Ser “puente entre las gentes”, o sea entre los pueblos, culturas y religiones; ser mujeres de diálogo y reconciliación.

- Animar misioneramente a las Iglesias locales, comunicando la pasión por la evangelización que no puede ser separada de un compromiso por la justicia, la paz y la solidaridad.

EN COMUNIDAD
Nuestro estilo de vida en comunidades multiculturales, es ya un anuncio de la buena noticia y signo del Reino.
Una característica de las Misioneras Combonianas es la itinerancia. Partir de una comunidad, de una Iglesia, de un mundo, para ir donde el anuncio aun no se ha dado, y, al mismo tiempo, saber permanecer compartiendo la suerte de los pueblos en donde estamos.
La imagen que el mismo Comboni trazó para la Misionera Comboniana, exige que seamos “mujeres enamoradas de Cristo Jesús, siempre en camino por las rutas de la misión, para ser las hermanas y compañeras de viaje de los últimos” (Comboni).

Hoy, unidas por este único ideal, formamos una familia exclusivamente misionera: Provenimos de 33 naciones y trabajamos en 30 países de cuatro continentes.


NUESTRA ESPIRITUALIDAD
Nuestra espiritualidad nace de la herencia que Comboni nos dejó:
-La contemplación del Corazón de Cristo

-Manteniendo nuestros ojos fijos en Jesús crucificado

-Haciendo nuestros sus sentimientos

-Su entrega incondicional al Padre

-La universalidad de su amor por el mundo y su implicación en el dolor y en la pobreza de la humanidad.

-El amor a la cruz nos invita a asumir en Cristo el sufrimiento de los pueblos,
y “hacer causa común con ellos” (Comboni)

-El martirio: “Serán felices de ofrecerse a perder todo y a morir por Él y con Él ( San Daniel Comboni). Es la línea maestra trazada para nosotras por Comboni para vivir como única pasión: “Nuestras misiones prosperan por el martirio, porque este es el horizonte habitual de la misión” (Comboni).

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